Invertir en la fe de las generaciones futuras
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Una fe verdaderamente entendida y vivida en el mundo tiene un inmenso poder para transformar. La vitalidad y efectividad de nuestros ministerios de formación y educación son, por lo tanto, fundamentales para el futuro de nuestra fe.
A través del trabajo de las parroquias, escuelas y programas de formación, miles de personas se forman cada año en nuestra fe. Se acercan más a Cristo y luego evangelizan, difundiendo la esperanza y la alegría del Evangelio en sus familias, vecindarios, escuelas y lugares de trabajo.
Sin embargo, a medida que el mundo y la cultura cambian rápidamente, deberían también cambiar nuestros métodos y energías en torno a la formación y educación en la fe. A través del trabajo incansable de cientos de educadores y líderes, decenas de miles de personas se han encontrado con su fe, pero aún queda mucho por hacer. Se deben implementar nuevos enfoques, técnicas e innovaciones para que las futuras generaciones de personas comprendan mejor su fe y la vivan con valentía.
Al invertir en escuelas parroquiales y diocesanas, en programas de educación religiosa parroquial y en nuestros ministerios en los campus universitarios de toda la Arquidiócesis de Los Ángeles, despertaremos en los jóvenes el interés por aprender más sobre su fe y les proporcionaremos la base para vivir vidas realizadas como adultos con una fe plena.
Los jóvenes se convierten en líderes sociales que impulsan la renovación a través de nuestras comunidades y ciudades. Una fe entendida y vivida se convierte en un testimonio gozoso, en un poderoso testimonio de nuestra esperanza en Jesús.
Proporcionará un mayor acceso a la educación de alta calidad que ofrecen las escuelas católicas, a través de la asistencia financiera, independientemente de la capacidad de pago de una familia.
Capacitar a los catequistas e invertir en tecnologías para implementar de manera más efectiva los programas de evangelización y para formar discípulos a través de nuevas y modernas formas de enseñar el amor de Dios.
Permitirá que los estudiantes universitarios profundicen su relación con Dios al tener una mayor presencia en los campus del sur de California.