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Un Plan Audaz deRenovación

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Del Arzobispo

Un Mensaje de Esperanza

Creados con un propósito

Fuimos creados con un propósito, y Cristo nos llama a cada uno de nosotros a que lo sigamos fielmente y a que nos comprometamos a renovar en la esperanza a nuestras familias, parroquias y comunidades. En este recorrido que dura toda la vida, descubrimos la gran alegría de vivir plenamente el Evangelio comprometiéndonos con una vida de oración, servicio y generosidad. Al seguir a Cristo, descubrimos nuestro propósito de vivir una fe plenamente viva. Como Iglesia local, el pueblo de Dios tiene un impacto significativo en sus propias comunidades y en la sociedad en general. Nuestras parroquias, escuelas y ministerios prestan sus servicios a cientos de miles de personas en el sur de California, tanto a católicos como a gente perteneciente a otras religiones. Al unirnos como Iglesia, vivimos nuestra misión de dar testimonio de la esperanza y de la transformación.

Una llamada a la renovación

Con las necesidades y costos crecientes del ministerio que aumentan año tras año, nuestras parroquias y ministerios enfrentan el desafío de hacer más con menos. Desde las necesidades urgentes de actualizar las instalaciones, hasta el deseo de desarrollar programas transformadores, hacen que muchos tengan dificultad para responder a los desafíos que tienen que enfrentar. Esto es especialmente cierto en el caso de aquellas parroquias con recursos más limitados, que con frecuencia son la única fuente de esperanza para las comunidades más amplias a las que prestan sus servicios. Después de mucha investigación, oración y cuidadoso discernimiento, la Arquidiócesis de Los Ángeles emprenderá un esfuerzo histórico para responder a través de Llamados a Renovar, una campaña que busca obtener $ 500 millones en donativos transformadores que le proporcionarán a nuestra iglesia local, tanto la muy necesaria flexibilidad para responder a necesidades sociales cruciales, como una inversión para las generaciones futuras. Sin alguna medida de dotación financiera, la Arquidiócesis sólo puede reaccionar en lugar de planificar y diseñar programas que ayuden proactivamente a nuestras parroquias y ministerios católicos.